EL ENIGMA DE TURÓN

939001 libro turon.OK:617001 Libro TURON PERDIDO
Portada

CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DEL LIBRO

Dimensiones : 17 por 24 cm.

Nº de páginas : 484

Nº de fotografías : 300

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Índice de «El enigma de Turón»

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                                                    Este libro  fue presentado en sociedad en el Ateneo el 15 de junio de 2011. Lo titulé “El enigma de Turón”. A propósito de la presentación de esta nueva entrega en el Ateneo de Turón, acompañándome aquel día, Baquero, Zoilo y Longinos Fernández,licenciado en Filología y jefe de los departamentos de Estadística  y Registro General del Ayuntamiento de Oviedo, que actuó como moderador del acto. Allí con el aforo al completo se inició el acto intercalando actuaciones de acordeón a cargo de dos amigos míos (José y Lorenzo Carbajal) veteranos entusiastas de la Escuela de Música de Oviedo, proyectando al final como broche obligado una proyección de fotografías comentadas por Antonio Ron, compañero del Ayuntamiento de Oviedo, tanto de paisaje como de paisanaje que venían a resumir el amplio repertorio gráfico que se exhibía en la obra.  Manuel Baquero,  mordaz y comunicativo como siempre,  y  Zoilo, el prestigioso periodista turonés, fundador de varias delegaciones de la Agencia Efe en América Latina, con su calidad intelectual, contribuyeron de forma determinante  a darle una gran brillantez a la velada literaria.  Precisamente Zoilo, al regresar a su domicilio madrileño, hizo un compendio del nuevo libro en las líneas que se muestran a continuación y que bien pueden presentarse como una :

SÍNTESIS DE  «EL ENIGMA DE TURÓN»

 

                                                 Haciendo un resumen del libro  se puede decir, que se asimila- según palabras del propio autor- a un trípode imaginario cuyos puntos de sustentación son los tres grandes apartados que configuran su argumento. El primero de ellos lo constituyen una serie de episodios, independientes entre sí pero cohesionados por un mismo hilo conductor, es decir, el negocio hullero que sacó a Turón de su letargo medieval (historia de los ferrocarriles de Vía Estrecha y Vía Normal, la mujer en el ámbito minero, etc.).

Que Turón no es un valle cualquiera lo corrobora el hecho de que de sus entrañas salieron 100 millones de toneladas de carbón en 150 años de beneficio. 

                                         El segundo apoyo de aquel hipotético soporte está formado por unas 50 fotografías ( el libro consta en total algo más de 300); en la última parte se realiza una radiografía de la encrucijada en la que se encuentra esta tierra nuestra en la actualidad. Aquí se relata cómo en la comarca del Nalón se habían realizado en los últimos años o estaban en vías de ejecución obras por más de 100.000 millones de pesetas, mientras que en el Campus de Barredo, sito en Mieres del Camino, ya se habían superado los 22.000 millones de inversión desde la colocación de la primera piedra. Todo ello a cargo de los Fondos Mineros, una especie de maná que el gobierno central aprobó para compensar e las comarcas mineras de su degradación ambiental después de 150 años de explotación. Los turoneses también tenemos una crónica intensa y extensa- manifestó Lito- pues de esta tierra han salido¡ 100 millones de toneladas de carbón bruto! Después de tantos años de beneficio de su colosal yacimiento.

Esa colosal cantidad equivale al concurso de un camión de 25 Tm. saliendo de La Cuadriella cada 20 minutos, día y noche, durante 150 años.

                                                 Si queremos hacernos una idea más precisa de la magnitud de esa cifra basta con pensar que para extraer de nuevo esa producción, sería necesario el concurso de un camión de 25 Tm. cargado de mineral, saliendo de La Cuadriella cada 20 minutos, ininterrumpidamente, día y noche, durante ciento cincuenta años. Curioso símil el empleado por el autor, que en el libro viene expresado con suficiente amplitud, para darnos cuenta de la importancia industrial que ha tenido esta tierra en años precedentes y no muy lejanos en el tiempo. A lo que se ve ¡ Turón, no es un valle cualquiera!. En este espacio geográfico había ocho mil trabajadores en 1960 y veinte mil almas, mientras que en momento actual la población ha caído a los cuatro mil habitantes, desapareciendo sus salas de cine y de baile y la casi totalidad del numeroso comercio que tenía ¿A que se debe el hecho de que una administración tras otra hayan abandonado a Turón a pesar de tener una historia similar y, consecuentemente, iguales merecimientos que los lugares apuntados con anterioridad? <Aquí hay busilis. He aquí el enigma al que hacíamos referencia>. Y no se cansaba de repetir Lito esta frase el día de la presentación. Para reparar la afrenta que sufre la tierra amada,sugería en esta parte  como procedimiento más efectivo, la unidad de todas las asociaciones vecinales para iniciar una lucha ciudadana con el fin de doblegar una voluntad política totalmente dañina para los intereses de Turón, marcando un camino, el único camino necesario: el de la protesta pacífica, el de la exigencia sostenida, el del diálogo y el del entendimiento. <Solamente de esta forma- remataba- se podrá lograr el verdadero desarrollo, la necesaria expansión, el anhelado progreso, al que Turón aspira por dignidad y el que Turón por justicia se merece>. Recordar, para terminar esta breve crónica que su  madre, Mina de Fresneo, que siempre le acompañaba en la presentación de sus libros, no pudo asistir en esta ocasión, por encontrarse indispuesta a última hora, cosa que disgustó mucho a Lito, que se marchó muy preocupado para el Ateneo, lo que todos lamentamos  y esperamos y deseamos una pronta vuelta a la normalidad».

Ron Ateneo Lº VI

      2011. Ateneo de Turón Durante la presentación d "El enigma de Turón", Antonio Ron (2) explica la proyección fotográfica final entre el autor (1), Manuel Baquero (3) y Zoilo Martínez de Vega (4). (Foto Antonio Fernández).                                     

                        

                                                     Efectivamente,  mi madre no pudo asistir a este acto por una indisposición inoportuna de última hora. Cuando íbamos a desplazarnos hasta el Ateneo, al  intentar bajar las escaleras resultó del todo imposible. Ella no tenía fiebre ni manifestaba ningún síntoma externo de preocupación, pero al caminar se le doblaban las rodillas.Tratando de reflexionar sobre aquel percance, enseguida lo achaqué al uso del secador que  había hecho la peluquera aquella misma  mañana. En lo sucesivo, si se presentara una  oportunidad semejante, evitaría por todos medios que volvieran a aplicárselo. Aquel día, se quedó con ella la chica extranjera que tenía contratada para asistirla el fin de semana, pero aquella circunstancia ya fue motivo de preocupación para mí cuando, acompañado de mi esposa, dirigí mis pasos hacia el Ateneo. Afortunadamente, una vez reconocida por el médico y pasada una semana, se recuperaría.  

                                                   Para el siete  de setiembre estaba programada la presentación del libro a Oviedo. Allí en el salón del Club de Prensa Asturiana, repitieron, Longinos, Ávila  y Heradio y se  unió a nosotros Celso Peyroux, escritor, poeta y cronista oficial de Teverga. De la proyección fotográfica se encargó Andrés Palicio- otro amigo del Ayuntamiento de Oviedo- que con su sobriedad característica dejó satisfecho a todo el auditorio en su conjunto, visto el unánime aplauso que recibió al final de la exposición.

Cartel Lº VI CPA
Cartel de presentación en Oviedo

                                             A continuación, el texto íntegro del discurso pronunciado por Celso- al que agradecemos estas inmerecidas palabras- en aquella memorable jornada, que tituló de la siguiente manera:

                              LITO Y EL ENIGMA DE TURÓN                                                 (PALABRAS PARA LITO):

                                           Siempre comienzo con unos versos mis exposiciones públicas porque considero que la poesía es la verdad práctica de la vida: «Yo soy aquel que ayer no más decía/ yo supe de dolor desde mi infancia; /mi juventud…. ¿fue juventud la mía?/ sus rosas aún me dejan su fragancia,/ una fragancia de melancolía ” (Rubén Darío/ «Cantos de vida y esperanza).

                                         La poesía es la bella, llegada de un lugar etéreo donde anida la tercera verdad, que sólo concede a los dioses el privilegio de darles el primer verso, para que luego el poeta termine la labor. Todos y todas intentan hacerle la corte -éstos para seducirla y conocer su íntimo secreto, aquéllos con fines aviesos y malévolos para alcanzar el poder- acariciarle el césped de su pubis y llevársela a un lecho de flores pero, queda claro, que Ella solo se acuesta con los elegidos. Dentro de cada uno de nosotros hay algo oculto, misterioso, intangible, intocable, sagrado que no sabemos lo que es. Eso, precisamente, es lo que somos. Eso es, sin ir más lejos, el poema de la vida. Lo trascendental del hombre.

                                              «El enigma de Turón y el misterio de Teverga son para Lito y para este cronista «una fragancia de melancolía»� tal y como escribe el poeta nicaragüense. Ambos hemos trabajado duro por nuestros pueblos: mina, tierra, cultura y sus gentes y hoy no nos queda más que el dulce sabor de la melancolía, la conciencia limpia de la labor realizada, la dignidad y la honradez y «la divina reina de la luz, ¡la celeste esperanza!”, en un acertado y profundo verso de Darío.

                                 Si Antonio Machado escribe: «Mi infancia es un patio sevillano»� la mía es el silbido, el ruido de las toberas de vapor y el chirriar de las ruedas sobre los carriles hasta que la arena tiraba de las bridas a la loca carrera de las locomotoras. Eran las máquinas que bajaban con grandes trenadas transportando carbón desde Teverga y Quirós a Trubia. «Silbaban a la entrada de los túneles y el humo blanco de sus cilindros hacía tiritar los avellanos. Resoplaban como bueyes en las duras pendientes y, en las mismas bajadas, les tiraban de las bridas para evitar que se desmandaran. Eran caballos de hierro que arrastraban vagones cargados de carbón, hierro y madera recorriendo, arriba y abajo sin descanso, uno de los parajes más bellos de la región: Los Valles del Trubia.” Las locomotoras siempre en mi vida como la sombra de mi mano hasta que un mal dia del año de desgracia de 1964 desaparecieron sus silbidos, los resoplidos del vapor y el traqueteo de sus vagones.

                                   Turón y su enigma forman parte de los hermosos recuerdos de mi infancia cuando visitaba el Valle invitada mi familia tevergana por un familiar de la barriada de San Francisco que era, para gozo mío, conductor de una locomotora. Las fiestas del Cristo con sus carrozas, los entibadores poniendo con esmero y maestría los cuadros de madera, el concurso de caballistas arrastrando vagones con sus mulas desde la tolva a la meta, las carreras de caballos para perforar las cintas, el tiro al plato, las romerías y verbenas, las sesiones vespertinas en los cines Fideflor y Froiladela, el flamante pozo San José orgullo de la minería y, una vez más, las locomotras a las que tenía fácil acceso. En fin, todo en el tálamo del recuerdo y el sabor a miel de la melancolía.

Lito con Celso
Lito en compañía de Celso Peyroux.

                                        Lito nos deja en este hermoso y trabajado libro una carga de nostalgia pero un álbum de recuerdos para nosotros y para las generaciones venideras. Un pasado próspero y un futuro incierto por el abandono en el que está inmerso todo el valle de Turón y la palabra desgarrada y el grito en la garganta pidiendo justicia para su pueblo. Una labor ardua y de un mérito incalculable a través de los diez capítulos, de decenas de fotografías en blanco y negro y a color y de las casi 500 páginas. Personajes, nombres de hombres y mujeres, gentes entrañables, cifras y datos y sobre todo y ante todo el corazón palpitante de Turón cuya memoria perdurará gracias al Cronista.

                                     Manuel Jesús López González, tu eres Lito, piedra y sobre esta piedra edifico -como esquina angular labrada a cincel- la memoria de Turón, de sus buenas gentes y de nuestra amistad.

                                      Lito-grafía turonense que grabas, reproduces e impresionas la vida y la historia de los tuyos sobre un mármol. Poeta silencioso de auroras y crepúsculos que en tu labor cotidiana vas dejando pluma y alma en las zarzamoras del camino como acontece a los que escribimos.

                                      Suerte en el camino, amigo, porque habrá otras locomotoras y otras gentes que llenen de nuevo otras páginas para nuestro bien y el de la Historia.

                                  Turón ya no tiene un enigma. Las luces de la alborada, la «esperanza azul” y la pluma de Lito lo han desvelado. Fiat Lux.

                                                   Celso Peyroux

                                                 Teverga, verano de 2011 

 

 SINOPSIS    DE    » EL ENIGMA DE TURÓN»

                                             El enigma de Turón, hace el sexto de la serie de los libros de Manuel Jesús López González sobre el valle de Turón y permite incrementar aquellos guarismos en otras 400 páginas y en 300 nuevas fotografías. Aquí el autor nos hace retroceder en el tiempo, una vez más, para situarnos en la ebullición del Turón minero, resaltando diferentes aspectos de la crónica del Valle que nunca habían sido tratados en profundidad, los cuales han llenado una buena parte de los espacios de ocio y de trabajo de importantes sectores de la población turonesa. Pero tampoco se olvida de acotar un dominio perfectamente definido, a fin de retratar el momento actual y utiliza esta oportunidad para trazar una referencia sobre el porvenir. Argumento trino -pasado, presente y futuro- íntimamente ligado entre sí en el caso que nos ocupa, latente siempre en su trabajo, que esconde un misterio tan profundo como el cristiano de la Santísima Trinidad y es, según manifiesta el propio Lito, ”la actitud inexplicable de las sucesivas administraciones que vienen comportándose con Turón con tal pérdida de memoria histórica que causa verdadero desconcierto”.

                                           Desde su particular punto de vista, el pasado y la actualidad del valle de Turón, desgraciadamente, se contraponen como el éxito al fracaso, como la prosperidad a la miseria, como lo pleno a lo vacío, como la luz a las tinieblas, como lo positivo a lo negativo, como la alegría a la tristeza, como la vida a la muerte, en fin, como las dos posibilidades que presenta una moneda al ser lanzada al aire: la cara es el pasado glorioso de esta tierra y la cruz el momento fúnebre que vive en nuestros días.

                                               El autor , haciéndose eco del sentimiento trágico que por tal motivo abate a los turoneses, arrastra consigo, a lo largo de sus páginas, un alma dolorida por esa injustificable condena que sufre la tierra amada, aquella que le vio nacer. Esa angustia se hace real, transluce en muchos pasajes de este libro, como en el poema que titula «Turón, fue mucho Turón», algunos de cuyos versos son los siguientes:

Cual olas sucesivas, así como un tsunami

personas muy diversas llegaron a Turón

dejaban una vida repleta de carencias

se abrían a un futuro colmado de ilusión.

De golpe nos trajeron, aquellos forasteros

palabras novedosas, cultura, evolución

fundando un Ateneo y escuelas para obreros

después la Banda Música y, luego,  el Orfeón.

Porque las cosas…. son como son:

¡Turón, fue mucho Turón!

                                        Al mismo tiempo, Manuel Jesús López intenta sugerir las posibles soluciones que aseguren la redención del Valle. Hay, pues, al mismo tiempo, un lugar para la esperanza de que algún día, llegue el verdadero cambio por todos deseado.

                                (Editorial 2011)

Unos días más tarde de la presentación en Oviedo, Heradio González publícó el siguiente artículo en el diario «La Nueva España»:

De Heradio sobre el enigma
Artículo de Heradio González que se publicó en» La Nueva España» (el subrayado es del propio Heradio, que fue quién me pasó el recorte de periódico).

En Gijón  volvimos a elegir el salón de la Escuela de Hostelería, acompañándonos en la mesa los ya conocidos, Baquero, Longinos  y Andrés Palicio.

                                                       La  presentación del libro tuvo lugar el 27 de octubre y, con respecto a la realizada cuatro años atrás al publicar el Libro V (En busca del Turón perdido), la asistencia fue menor.  Se apreciaba de forma ostensible, tratándose de una sala enorme  que en la ocasión anterior estaba atestada de gente y, ahora estaba ocupada por unas sesenta personas. Se puede decir que, ateniéndonos al aforo del local había «media entrada». Posiblemente, esa disminución haya que achacarla a tratarse de una fecha avanzada del otoño y una hora del comienzo del acto (las ocho de la tarde) cuando el ambiente empezaba a refrescar). Fuera como fuese, alli de encontraban los incondicionales de siempre: Pili de La Fernansueria y su hermano Lisardo acompañado de su mujer, Pilar Pallarés,» niña de la guerra», natural del Gabitu, Alfredo Sánchez de Laviana, Julia y Lorenzo de Oviedo, Félix»Carrasco y su esposa, Fermín Fidalgo, Daniel el sastre, Tere Collantes, Mari Carmen la de Antonio del Fabar, Julián de Santandrés, Maite Fraile y su marido Ramón el de Oliva, además de otros turoneses- ruego  me disculpen- cuyos nombres no recuerdo.